Las
dimensiones humanas son aquellas que nos muestran los diferentes aspectos que
tenemos para relacionarnos con la vida.
Se
dividen en:
Dimensión Corporal
El
desarrollo del ser humano es considerado un proceso dinámico tanto biológico
como cultural, caracterizado por continuos y variados cambios, relacionados con
el factor tiempo. El interés por el desarrollo motor y la educación del
movimiento de los niños se ha incrementado como consecuencia de estudios serios
en este campo, tanto en preescolar como en los grados de primaria, ya no se
considera que en estos años solamente se desarrolle el juego libre y con escaso
significado, sino que se considera a los mismos, como los facilitadores y
determinantes del desarrollo cognoscitivo, afectivo y psicomotor posterior.
Las
fases y los estadios son aquellas características de tipo físico, fisiológico y
psicológico que van apareciendo de manera secuencial durante toda la vida del
individuo. El desarrollo corporal se refiere a los cambios en el comportamiento
motor del ser humano.
La
edad escolar de los 6 a 10 años, se caracteriza por un rápido progreso en el
aprendizaje motor, teniendo en cuenta que el ingreso y estadía en la escuela
modifica mucho las relaciones con el medio ambiente del niño. Los niños en
estas edades se caracterizan por una gran riqueza de conductas motrices, además
de un aumento y precisión de movimientos con gran control visual, es una época
donde las técnicas corporales tienen su aparición. El desarrollo motor en la
edad escolar muestra las diferentes fases en la evolución de los patrones
motores fundamentales, denominados también habilidades motrices básicas o
movimientos fundamentales (andar, correr, saltar, lanzar, agarrar, patear).
CORBIN
(1980) sugiere que los años de escuela primaria (antes de los 12 años de edad)
son los años del aprendizaje de las habilidades motrices básicas y después de
los 12, son los años del refinamiento de las habilidades. Se denominan
habilidades motrices básicas porque son comunes a todos los individuos, ya que,
desde la perspectiva filogenética, han permitido la supervivencia del ser
humano y actualmente conservan su carácter de funcionalidad, porque son
fundamento de posteriores aprendizajes motores.
WICKSTROM
(1990) señala como movimientos fundamentales correr, lanzar, saltar,
decepcionar objetos, así como lanzamientos mediante golpeo, bien sea con el
pie, mano o mediante otros objetos. Las habilidades motrices básicas
constituyen los componentes comunes a todas las tareas motrices específicas y
especializadas, y precisamente por esto constituyen el punto focal del
desarrollo motor en la edad evolutiva.
Dimensión Socio-afectiva
El
desarrollo socio-afectivo de los individuos hace referencia a los procesos que
se generan como resultado de la interacción social con los demás y con el
entorno. Abarca toda la gama de afectos y emociones que acompañan las
situaciones de grupo, Rojas (2005).
Los
individuos en su interacción con los demás, desarrollan una serie de acciones
para hacer demostraciones de carácter efectivo, las cuales han sido
categorizadas por Bales (1970) como “acciones positivas y negativas”, las cuales
hacen posible identificar el tipo de comunicación que se establece en contexto.
Las acciones positivas facilitan la acción colaborativa, el trabajo en equipo y
el desarrollo de relaciones interpersonales afectivas.
Las
acciones negativas, se plantean como contrarias y hacen posible expresar
sentimientos de desacuerdo, que se hacen manifiestos con hostilidad, actitudes
negativas, disgusto y en oportunidades, hasta con agresividad. Por tanto, la
dimensión socio-afectiva del ser humano, está dada por el tipo de relaciones
interpersonales que desarrolla en su proceso de socialización, durante toda su
vida y se proyecta mediante sus manifestaciones emocionales y afectivas.
Dimensión Psico-social
La
dimensión psico-social del individuo hace referencia a la forma como cada quien
percibe y asimila los efectos de los procesos comunicativos producto de la
interacción social. La influencia que ejerce la comunicación en las personas,
está mediada por la cultura, el nivel socio-educativo, el desarrollo del pensamiento
y las experiencias vividas (Rojas 2005).
Los mensajes transmitidos por los medios de
comunicación de masas, en la familia y principalmente en la escuela, crean en
la conciencia de los individuos, elementos de identificación con fenómenos,
actividades o valores concretos, lo cual es en sí mismo, una afectación a las
estructuras psicológicas del individuo, y hacen que dicha afectación se
materialice en la formación de juicios de valor, a través de las relaciones
sociales y de las relaciones con los objetos del mundo exterior.
Dimensión Comunicativa
Esta dimensión hace referencia a todas las
instancias en las que los seres humanos interactúan significativamente con los
demás a partir del conocimiento que poseen de una o varias formas de expresión
(códigos verbales y no verbales) y su habilidad para utilizarlas en contextos
reales. La adquisición de estos códigos verbales y no verbales, así como la
adquisición de cualquier conocimiento en general, está mediada por la
naturaleza de la realidad extrahumana objetiva, inorgánica y orgánica,
reflejada; por la naturaleza de la realidad socio-histórica (de las formas
sociales de la praxis) reflejada, cuyo momento producido y productor es el
pensamiento de cada época, que encuentra su expresión, en el carácter
ideológico, clasista, de algunas de sus formas de pensamiento; y
bio-somáticamente, es decir, por las características anatómicas y fisiológicas
de los individuos (Zeleny, 1980).
El lenguaje, al ser la forma verbal de
comunicación por excelencia y la forma primordial por la que la cultura es
producida y reproducida, ha merecido especial atención desde mediados del siglo
XIX, todo el XX y lo que va del siglo XXI. Uno de los aportes más importantes
ha sido el de Noam Chomsky y la Gramática Generativa Transformacional, quien
abrió el camino para el estudio de la competencia lingüística con su ya clásica
antinomia competencia lingüística/actuación lingüística, en la que consideraba
que la competencia lingüística es de carácter individual. Dell Hymes, desde la
sociolingüística, amplía la limitada definición chomskiana, cambiando el
término competencia lingüística por competencia comunicativa y definiéndola
como “…el término más general para la capacidad comunicativa de una persona,
capacidad que abarca tanto el conocimiento de la lengua como la habilidad para
utilizarla. La adquisición de tal competencia está mediada por la experiencia
social, las necesidades y motivaciones, y la acción que es a la vez una fuente
renovada de motivaciones, necesidades y experiencias” (Hymes, 1971).
Desde otras ramas de la lingüística como la
Psicolingüística, la Sociolingüística, el Análisis del Discurso y la
Pragmática, así como desde la Antropología, la Sociología, los Estudios
Culturales, y la Estética se han venido estudiando otras formas aparte del
lenguaje en la que los seres humanos se comunican, tales como las distancias
que se asumen en las conversaciones, la disposición corporal durante los actos
comunicativos, los gestos, la ropa que se usa, el maquillaje, los bailes, la
estética del cuerpo, y todas las formas artísticas, entre otras.
Todas estas formas de comunicación están
condicionadas por diferentes factores que determinan su aparición y desarrollo
en un determinado territorio, como lo son el entorno social, la cultura local,
la comunidad de la que se hace parte, las jerarquías, etc., estos códigos
facilitan la comprensión entre los sujetos y por consiguiente un intercambio
comunicativo, como respuesta a la necesidad de dar cuenta de las propias
experiencias de la realidad.
Una de las claves para que la comunicación sea
exitosa es que debe ser recíproca, en la que se evidencie la interacción
atenta, reflexiva y constante, para que sea posible para los interlocutores ser copartícipes de la realidad a través del reflejo adecuado de los significados
de acuerdo a cada situación en que interactúan, adjudicando diferentes valores
que se justifican con la aceptación del acto comunicativo, y definiendo con el
uso que se hace de la lengua qué se comunica y cuánto queda por comunicar.
Dimensión Ética y Axiológica
Al llegar a un determinado grado de
desarrollo, los hombres y mujeres de las diferentes sociedades se cuestionan
sobre los actos de su vida social e individual. Se dan cuenta de que esos actos
están estrechamente ligados a la concepción del mundo que comparten socialmente
y que reproducen como individuos. De esa concepción del mundo emanan los
principios y las normas de conducta que sirven de guía para su hacer en la vida
cotidiana y en las dos formas superiores de praxis: la Ciencia y el Arte. El
resultado de la búsqueda de explicación del hacer humano es la Ética o
reflexión sobre su comportamiento individual, es decir, sobre la valoración que
hacen en determinado momento y lugar de los objetos, propiedades y fenómenos
que se consideran necesarios, indispensables, útiles o agradables y que sirven
como medios de satisfacción de sus necesidades e intereses. Los valores –que
tienen fundamentalmente un carácter histórico- son también ideas y estímulos
que actúan como normas, objetivos o ideales y determinan las decisiones y el
comportamiento concreto en situaciones concretas. En el Colegio Ricaurte I.E.D
se considera que los valores que deben hacer parte inextricable de su praxis
pedagógica y que están orientados a generar espacios para la reflexión de todos
los miembros de la comunidad educativa acerca de su obrar en la realidad, así
como a contribuir en la formación de ciudadanos y ciudadanas a la altura de los
problemas que nos plantea la civilización contemporánea, son:
Ø
el respeto a la
vida de todas las especies
Ø
la coherencia
entre lo que se dice y lo que se hace
Ø
la fidelidad a
los ideales humanistas
Ø
la solidaridad
Ø
la generosidad
Ø
la amistad
Ø
la lealtad
Ø
el compañerismo
Ø
la
pro-actividad encaminada al bienestar de la comunidad educativa y de la sociedad
en general
Ø
el estímulo
moral a través del buen ejemplo y el consejo oportuno
Ø
el
reconocimiento de los logros de los demás
Ø
el hacer lo que
se debe sin medir ni calcular, entendiendo que lo que se debe hacer está
determinado por los valores que consideramos deseables y que aquí se enlistan.
Ø
la curiosidad
por el saber
Ø
la humildad
ante el conocimiento y los saberes de los demás
Ø
la reflexión
crítica y constante acerca de nuestros saberes y los de los demás
Ø
la autocrítica
Ø
la capacidad de
criticar con argumentos
Ø
el respeto a la
diferencia
Ø
la intolerancia
ante cualquier forma de injusticia
Ø
el disentir
respetuosamente
Ø
la búsqueda y
defensa incondicional de la verdad, es decir, la búsqueda y defensa de las
representaciones más fidedignas de la realidad y las diferentes situaciones en
que están inmersas las sociedades humanas y los individuos que las conforman
Ø
El rechazo a
toda forma de interés mezquino o dinerario
Ø
El rechazo a la
mentira y al engaño
Ø
El análisis
concreto de situaciones concretas
Dimensión Estética
Ésta es la dimensión más compleja y la que
tarda más en desarrollarse en los seres humanos. Ligada directamente al
desarrollo de la dimensión histórica, la dimensión estética empieza a
manifestarse luego de una aproximación científica a la realidad de nuestro ser
como individuos que interactúan en un mundo dinámico y cambiante. El saber
científico, fruto de la exposición a las diferentes áreas del saber, que en un
comienzo son ofrecidas en la escuela, permite hacer una valoración del mundo
correspondiente al espacio-tiempo de cada hombre y mujer. Esa valoración se
traduce en una apreciación sensible y racional que genera un compromiso con el
ser social a través del reconocimiento de sí mismo en la especie humana.
En el conjunto de procesos orientados al
desarrollo integral de los individuos y la colectividad, es imprescindible
contar con la dimensión estética, de la que hacen parte el arte, la lúdica y la
imaginación creadora, como herramientas para
ejercer la libertad y capacidades humanas de recreación, creación y expresión.
De acuerdo con Alejandro Mantilla, en su
escrito sobre el desarrollo comunitario, “la educación de los sentidos, el
gusto y la imaginación, equivalentes a la preparación para ejercer un oficio o
profesión, se dirige hacia la formación de una personalidad individual y social
más dinámica y creadora, más autónoma y crítica, más solidaria y alegre”.
Dichos valores se sintetizan en la formación
de una actitud estética y crítica frente a la vida, al trabajo, al estudio, a
las relaciones interpersonales, a la naturaleza y al arte. En dicho proceso, el
colegio juega un papel de vital importancia, máxime si se asume su función,
como formador de individuos integrales. En tal sentido, es necesario generar
espacios y aprovechar los existentes, para trascender lo puramente académico,
involucrando a los estudiantes en actividades lúdicas y recreativas, que además
de aportar en su desarrollo, les permitan ser más felices, aprendiendo, además,
a hacer uso adecuado de su tiempo libre.
Dimensión Cognitiva
Capacidad humana que permite al individuo
entender, comprender, aprender, solucionar problemas, establecer juicios y
racionamientos, tomar decisiones, para así asumir una actitud reflexiva,
critica, lógica y creativa, lo que le posibilita la transformación de su
realidad.
El desarrollo cognitivo es discontinuo,
dialéctico y complejo, no marcha en una línea ascendente ya que implica
desvíos, crisis, tensiones, y retrocesos, un ser humano complejo, diverso y
sujeto a múltiples determinaciones, modifica su tendencia de desarrollo, se
desvía entra en crisis, e involucra en su proceso saltos, disincronías,
reestructuraciones e incluso retrocesos.
El desarrollo cognitivo forma parte de
la cultura y el desarrollo humano, no solo porque nuestras representaciones,
sentimientos, o acciones e interrelaciones están profundamente determinadas por
el contexto histórico, cultural, en el que vivimos, sino también porque las
construimos en nuestra interacción social (Nelly y Clermant, 1984) hasta tal
grado que pensamos mejor en conjunto y en asociaciones con otros en lo que ha
dado por llamarse las cogniciones distribuidas (Coll y Salomon,(1999), Marti
(2005) y De Zubiria ( 2008).
Con el aprendizaje nos incorporamos a la
cultura, la información, la tecnología, la investigación, y la toma de
decisiones en contextos formales y no formales que se vinculan en el proceso de
la mente humana. Bruner (1997) reconoce que: La actividad mental humana no se
conduce en solitario ni sin asistencia, incluso cuando sucede “dentro de la
cabeza”. Somos la única especie que enseña de una forma significativa. La vida
mental se vive con otros, toma forma para ser comunicada, y se desarrolla con
la ayuda de códigos culturales, tradiciones y cosas por el estilo. Pero esto va
más allá de la escuela. La educación no sólo ocurre en las clases, sino también
alrededor de la mesa de comedor (…), cuando los chicos intentan ayudarse unos a
otros a dar sentido al mundo adulto, o cuando un maestro y un aprendiz
interactúan en el trabajo. De manera que no hay nada más apropiado que la
práctica educativa para probar una psicología cultural. Bruner, J. (1991)
La mente y los procesos cognitivos no solo
procesan información (psicología cognitiva), sino que dan sentido individual y
social del mundo con un redescubrimiento constante, generando esquemas que
actúan cognitiva y meta cognitivamente tanto en su entorno como en sus propios
procesos de desarrollo.
Dimensión Histórica
La dimensión histórica del ser humano debe ser
considerada teniendo en cuenta un análisis ontológico y uno epistemológico.
Ontológicamente, el ser humano ha devenido la
única especie animal que ha logrado hacer consciencia de sí y del mundo con el
que interactúa a partir del trabajo social, que no es otra cosa que el proceso
constante de transformación de la naturaleza, en el que a su vez es
transformado, reafirmando su condición como Homo Faber, es decir, su condición
de ser social que trabaja. Cada individuo en particular tiene su propia
historia en la medida en que tiene un origen –lo que es la mayoría de las veces
verificable a partir de documentos escritos-, se ha desarrollado a lo largo de
un período de tiempo y hace parte de un grupo con el que comparte más o menos
las mismas formas de metabolismo social con la naturaleza. Cada ser humano
tiene una carga genética y cultural. La carga genética lo identifica como
miembro de la especie, mientras que la carga cultural lo identifica como parte
de un grupo social específico con normas de conducta más o menos parecidas a
los de otros grupos sociales.
Desde un análisis epistemológico, esta
dimensión se constituye a través de la toma de consciencia individual y
colectiva de que la producción y reproducción de la vida humana es de carácter
social y se fundamenta sobre relaciones necesarias e independientes de su
voluntad que establece con otros seres humanos. Esas relaciones no flotan en el
aire ni surgen de la nada, sino que corresponden objetivamente a un nivel de
desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad en la que vive, que para
nuestro caso es la sociedad colombiana. Los seres humanos logran llenar su
dimensión histórica de significado cuando comprenden que son las circunstancias
sociales las que determinan su consciencia de la sociedad en la que viven, ya
que el conjunto de relaciones de producción y reproducción de las que todos
hacen parte forman la estructura económica de la sociedad, y sobre esta base se
levanta la superestructura jurídica y política con sus correspondientes formas
de conciencia social (científica, artística, filosófica).
La comprensión de este hecho permite
distinguir entre los cambios materiales de las condiciones económicas de
producción, objeto de análisis de las ciencias naturales, las formas
ideológicas en que una sociedad adquiere consciencia de esos cambios y las
soluciones que se plantean a los problemas que resultan de ellos. La dimensión
histórica, una vez se ha desarrollado en los individuos, genera el compromiso
colectivo en la creación de todas las fuerzas productivas que son posibles en
su sociedad.
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